Soledad no deseada: Problemática y posibles soluciones

Actualmente más de 276.400 personas mayores viven solas en su domicilio en la Comunidad de Madrid. Esto supone un 25% de las personas de 65 años en adelante. La soledad no deseada se define como la falta de una red de apoyo y de relaciones sociales en personas mayores y que afecta a su calidad de vida en ámbitos como la salud física o mental.

«El aislamiento social se mide, por ejemplo, por el número de personas que la persona mayor ve al día o a la semana; mientras que la soledad es un concepto más difícil de cuantificar en las investigaciones científicas» afirma el doctor Luis Agüera, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre en declaraciones recogidas por el medio infosalus.

También encontramos un elevado porcentaje de viviendas inadecuadas a la situación de las personas mayores: falta de accesibilidad (ausencia de ascensor, ausencia de ducha adaptada…), falta de equipamientos básicos como lavadora o calefacción. Igualmente, la precariedad económica dificulta el acceso a bienes y servicios básicos.

ACTUACIÓN EN RED
Uno de los puntos clave es la actuación en red junto a otras entidades que estén desarrollando planes y programas que luchen contra la soledad no deseada desde distintas perspectivas. Facilitar compañía y asistencia, talleres o formaciones destinadas a reducir la brecha digital son algunas de las propuestas que la red de entidades ha implantado como medida.

Desde las instituciones se han activado algunas campañas para mejorar las prestaciones, diversificar las actuaciones y ofrecer una atención basada en la calidad y en la respuesta a las necesidades de este colectivo.

COMPARTIENDO CASA, COMPARTIENDO VIDA
La Fundación Diversitas ha puesto en marcha el proyecto de intervención Compartiendo Casa, Compartiendo Vida, gracias a la financiación del programa «EDP Solidaria», una iniciativa impulsada por la Fundación EDP, que tiene como objetivo principal contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas.

“Compartiendo casa, compartiendo vida” está destinado a personas mayores de 65 años que aun pudiendo presentar ciertas limitaciones y dificultades en la realización de las actividades básicas de la vida diaria, mantienen una autonomía personal que les posibilite la permanencia en su entorno habitual o que cuenten con los servicios públicos o privados necesarios para ello.

Eva Cuadrado, responsable del proyecto, destaca los beneficios de este programa en el ámbito de la soledad no deseada, puesto que “permite a las persona mayores vivir acompañadas, compartir espacios que no sea solo su familia». 

Es fundamental el apoyo de los familiares, “a los que se les tiene muy en cuenta a la hora de definir el proyecto de intervención social del grupo de convivencia formado por la persona mayor y la familia con la que compartiría la vivienda garantizando un seguimiento continuo y una comunicación constante” afirma la responsable de Compartiendo Casa, Compartiendo Vida.

Las familias que también pueden beneficiarse también de esta convivencia deben estar en situación de vulnerabilidad, presentando necesidades de vivienda y dificultades de acceso a la misma, con ingresos propios para la cobertura de sus necesidades básicas. También deben contar con las habilidades suficientes para garantizar la convivencia.

 

Desde que se puso en marcha en 2015, EDP Solidaria ha apoyado 144 proyectos en España, a los que ha destinado un total de más de 4 millones de euros beneficiando a casi 440.000 personas y 100 entidades.

 

Proyecto financiado por Fundación EDP

logo EDP